La revista de la Sociedad Española
de Ortodoncia y Ortopedia Dentofacial.

Editorial

Díez Rodrigálvarez, Daniel

Díez Rodrigálvarez, Daniel

6 artículos

Miembro diplomado de la SEDO. Editor de Ortodoncia Española. Director del master de ortodoncia y ortopedia dentofacial de la IU MISSISSIPPI.

Ortodoncia y Navidad.

Luz se sentó en el sillón con una tensión inhabitual después de los casi dos años de tratamiento. Con una mirada autoritaria insinuó a su madre que se fuera a la sala de espera. Y sin esperar a los saludos iniciales preguntó “¿me los vas a quitar?... es mi primera fiesta de fin de año…, me dejan,… y va Javi… quítamelos por favor, por favor, por favor…, con una cara de súplica que ya os hace imaginar lo que sucedió después.

Ángel pensaba que a sus 29 años era mejor estrenar “el aparato” antes de Navidad. Tenía vacaciones y tiempo para acostumbrarse a esa Ortodoncia metálica “de toda la vida”. Cuando llegó a la cena de empresa, empezó a recibir las burlas de varios de sus compañeros que jocosamente sacaban sus cajas de alineadores, las ponían en el centro de la mesa y le enseñaban las ventajas de la “Ortodoncia de hoy en día”. La cena terminó con Ángel rebautizado como Hannibal y sus compañeros mirando con las gafas de ver de María Teresa a quién pertenecía cada juego de alineadores, antes de seguir con la recomendación de Antonio de empezar a probárselos todos uno por uno hasta que cada cual encontrara el suyo. El champagne se había acabado hace tiempo y Ángel abandonaba el lugar con una media sonrisa divertida y algo maliciosa.

Bárbara está encantada con su cirugía, su nueva cara recta, y su barbilla, pero sobre todo porque no ha vuelto a usar la CEPAP. Separada hace 2 años, con sólo 38, se ha quitado una carga que le condicionaba la vida, y “nos odia” porque no va a poder comer sólido hasta mediados de enero, ni el cordero de su Madre ni el esperado Roscón de reyes… pero sonríe sin parar.

Y Carlos pregunta con su gemela Daniela si pueden ponerse los elásticos solo para dormir durante las vacaciones porque van a estar todo el día comiendo, y Luisito me promete que no se va a dejar la Máscara en casa de su tío “otra vez”, e Iván que no va despegar nada porque no va a comer turrón del duro, aunque sabe que no le creemos… Ana pregunta qué pasa si se le cae ese diente que se mueve en Nochebuena. Quizás el Ratón Pérez se asuste con Papá Noel y…

Estas son sólo pequeñas anécdotas, las pequeñas historias que cada año en estas fechas nos ponen delante de la evidencia de hasta qué punto nuestra profesión está unida a la vida diaria de las personas. Cuando alguien decide someterse a un tratamiento de Ortodoncia, no es sólo qué me voy a poner, cuánto va a durar o el más prosaico (y necesario) cuánto me va a costar. Durante muchos meses vamos a entablar una relación personal que va a ser más intensa en una dirección de lo que pensamos, porque para nosotros, “ellos” son muchos, pero para ellos, “nosotros” sólo somos uno. Y no deberíamos olvidar eso. En estas fechas Navideñas, más que nunca o como cada día, hay que resaltar la importancia humana de nuestro trabajo, la influencia que tienen nuestros tratamientos en la felicidad de nuestros pacientes, y la responsabilidad que contraemos a la hora de mejorar su calidad de vida, es decir, de contribuir a esa felicidad.