No hace falta más que seguir el hastag que el doctor Javier Girón de Velasco ha elegido para nuestro próximo congreso para darse uno cuenta de las ganas que tenemos todos en general de volver a vernos en un congreso. #porfintodosjuntos es la expresión del deseo de retomar lo mejor de nuestras reuniones nacionales. La combinación de un ambicioso programa científico con nuestros ya habitualmente fantásticos encuentros sociales. Pocas reuniones en el mundo (yo diría que ninguna) saben conjugar como la nuestra la ciencia y la diversión, el trabajo riguroso con las risas compartidas.
El lugar tampoco podría ser mejor. Después de dos años de forzoso parón, Madrid, cruce de todos los caminos, ciudad que mezcla sin pudor todas las culturas nacionales, donde nadie se siente extraño, o más aún, donde todo el mundo se siente en casa desde el primer día, ha sido elegida por el destino para albergar esta nueva oportunidad de abrazarnos, a la ciencia, y entre nosotros.
Tanto por la excepcionalidad del momento como por la idoneidad del escenario, deberíamos aprovechar para dar un renovado impulso a nuestra Sociedad. Si bien hemos estado dos años sin congreso de verano, la Ortodoncia nacional no ha estado “parada”, y han sido muchos los logros conseguidos durante este periodo, en parte gracias al esfuerzo callado pero constante de la Junta a la que tengo el honor de pertenecer. Pero no es momento de glosar aciertos sino de plantear nuevos retos, que es lo que realmente nos estimula a todos a seguir adelante.
La consecución de nuestra ansiada especialidad debería ser quizás el primero. Los esfuerzos del Dr. JC Pérez Varela como presidente de la Comisión Nacional de Especialidades, acompañado por la importantísima labor divulgativa de la comisión científica encabezada por el Dr. Eduardo Espinar, y acompañado por el dr. Ignacio Garcia Espona (en su doble papel de miembro de la junta y presidente de AESOR), deben servir para concienciar a todos los miembros de SEDO de que el reconocimiento de la especialidad de ortodoncia en nuestro país es la mejor herramienta para seguir dignificando nuestro trabajo, en la búsqueda inequívoca de que nuestros pacientes reciban el mejor tratamiento de los posibles.
Y no caer en la complacencia o el conformismo debe ser el siguiente. Si somos buenos, si somos grandes, no debe ser sólo motivo de orgullo sino de acicate para ser mejores, para ser más grandes en el futuro. Hacer crecer nuestro congreso tanto en la calidad de sus contenidos como en el número de asistentes pasa por apostar decididamente por los jóvenes, por seguir aprendiendo de los veteranos y por involucrar al máximo a los que se encuentran en su mejor momento, que son muchos. Debemos apostar además por la internacionalización del evento, incentivando la llegada de ortodoncistas tanto de nuestros vecinos europeos, como de nuestros hermanos latinoamericanos, no solo como ponentes sino también como asistentes. Si somos creativos, si somos ambiciosos, podríamos convertir la reunión anual de verano en un evento de referencia a nivel internacional.