Desde que era estudiante he oído la importancia y la necesidad de crear la especialidad de ortodoncia en nuestro país y he vivido diferentes etapas. En los años ochenta, la Ortodoncia en la Odontología, dentro y fuera de la universidad, tenía un papel preponderante de la mano de ortodoncistas de gran categoría humana y profesional. Todos ellos dedicaron, y los que viven siguen dedicando, parte de su vida a devolver a la profesión todo lo bueno que recibieron de ella sin pedir nada a cambio. En este periodo se intentó que nuestra especialidad fuera reconocida, aunque a veces no de la forma más acertada. En esa época se consideraba, y posiblemente con cierta razón, que el ortodoncista formaba parte de una pequeña élite dentro de la Odontología. Esto no nos benefició mucho, a pesar de contar con ortodoncistas en los puestos claves de la universidad y fuera de ella.
Pero el problema básico era que la profesión, representada por el Consejo, no quería que se reconociese la Ortodoncia como especialidad, pensando que no beneficiaría a los dentistas ni a la población. Evidentemente el gobierno de turno no iba a apoyar algo que la profesión no quería. En las reuniones que mantuvieron la Sociedad Española de Ortodoncia y la Administración y, a nivel particular, algunos ortodoncistas con los políticos, la respuesta era siempre la misma, «¿Cómo nos piden algo que ustedes mismos no quieren?». Evidentemente se quitaban de encima un problema que no les interesaba absolutamente nada, igual que ocurre actualmente, y eso si no coincidía periodo electoral o cambio de político de turno, que casi siempre coincidía.
En los años noventa, principios de los dos mil, la situación de la odontología cambia. Vamos pasando de ser un país sin dentistas a estar a la cabeza en el número de odontólogos y facultades de Odontología. Por cierto, siempre me he preguntado cuáles han sido los requisitos que se les han pedido a todas las universidades, públicas y privadas, que han establecido la licenciatura y ahora el grado en odontología, en cuanto a número y capacitación del profesorado, espacios físicos, plan de estudios, número de alumnos admitidos, etc ... Aquí vale todo.