Introducción
El aparato de Herbst, en su diseño parcialmente cementado, se convierte en un aparato funcional de primera elección cuando la colaboración del paciente está en entredicho. Así mismo, resulta un aparato muy útil y recomendado en la corrección de la distooclusión en pacientes que acaban de superar el pico de crecimiento prepuberal y se encuentran en dentición permanente(1).
Los efectos esqueléticos y dentoalveolares de este aparato, que contribuyen a la corrección de la maloclusión de Clase II han sido reportados desde hace años(2), contándose entre ellos el aumento en la longitud efectiva mandibular, la proinclinación de los incisivos inferiores, la mesialización de molares inferiores y el movimiento distal de molares superiores.
Debido a la explosividad de sus resultados, probablemente achacables a su apoyo dentoalveolar y a sus 22 horas de uso diarias, se trata de un aparato cuyo tiempo medio de uso, reportado en la literatura, es de tan solo 7 meses(3).
También es cierto que la recidiva en la corrección sagital, por distintos motivos, debe de estar muy presente tras el uso del aparato de Herbst, siendo uno de los factores estabilizadores preconizados por el mismo Pancherz el alcanzar una correcta interdigitación oclusal en Clase I(4)(5).
El objetivo de este artículo es mostrar, a propósito de un caso, el manejo clínico del aparato de Herbst, teniendo presente el potencial de recidiva del mismo para combatirlo y conseguir una corrección estable de la distooclusión.