La revista de la Sociedad Española
de Ortodoncia y Ortopedia Dentofacial.
Vol 62 | Nº41 de enero de 2025

Terapias infiltrativas para el tratamiento del dolor facial neuromuscular: Revisión bibliográfica.

Recibido
2 de septiembre de 2024
Aceptado
7 de noviembre de 2024
  • 1. Residente 2º año Cirugía Oral y Maxilofacial, Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona.

  • 2. Médico Adjunto Cirugía Oral y Maxilofacial, Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona.

  • 3. Médico Adjunto Cirugía Oral y Maxilofacial, Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona.

  • 4. Residente 3º año Cirugía Oral y Maxilofacial, Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona.

  • 5. Jefe de servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial, Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona.

Correspondencia:

Emma Andrea Buzan | C/ Dr. Mallafré Guasch, 4 (43005 Tarragona) | Email: ebuzan.hj23.ics@gencat.cat

Resumen

En este artículo se revisa el empleo de las terapias infiltrativas para el tratamiento del dolor facial de origen neuromuscular, con un enfoque en el síndrome de dolor miofascial masticatorio (SDM), la neuralgia del trigémino y la distonía oromandibular. Las técnicas evaluadas incluyen la punción seca (PS), punción húmeda (PH) y la inyección de toxina botulínica tipo A (BoNT-A), comparando su eficacia en el alivio del dolor y la mejora funcional. La BoNT-A destaca como una opción eficaz para el tratamiento del dolor refractario en el SDM y la distonía oromandibular, así como una alternativa en la neuralgia del trigémino. Sin embargo, no hay consenso sobre la superioridad de la PH frente a la PS. La evidencia respalda el uso de estas terapias como parte de un enfoque multimodal que incluya tratamientos conservadores. Es necesario seguir investigando para optimizar las guías clínicas y mejorar la eficacia de las intervenciones terapéuticas.

Palabras clave: Síndrome de dolor miofascial masticatorio, Neuralgia del trigémino, Distonía oromandibular, Punción seca, Punción húmeda, Toxina botulínica tipo A, Dolor facial crónico.

Abstract

This article reviews the use of infiltrative therapies for the treatment of facial pain of neuromuscular origin, with a focus on masticatory myofascial pain syndrome (MPS), trigeminal neuralgia and oromandibular dystonia. Techniques evaluated include dry needling (DN), wet needling (WN) and botulinum toxin type A injection (BoNT-A), comparing their efficacy in pain relief and functional improvement. BoNT-A stands out as an effective option for the treatment of refractory pain in MDS and oromandibular dystonia, as well as an alternative in trigeminal neuralgia. However, there is no consensus on the superiority of PH over PS. The evidence supports the use of these therapies as part of a multimodal approach including conservative treatments. Further research is needed to optimize clinical guidelines and improve the efficacy of therapeutic interventions.

Key words: Masticatory myofascial pain syndrome, Trigeminal neuralgia, Oromandibular dystonia, Dry needling, Wet needling, Botulinum toxin type A, Chronic facial pain.

  • Artículo de Revisión
Introducción

El dolor facial crónico es una afección debilitante que afecta a una amplia variedad de pacientes, con implicaciones significativas para su calidad de vida. Entre las causas más comunes de dolor facial se encuentran el síndrome de dolor miofascial masticatorio (SDM), la neuralgia del trigémino y la distonía oromandibular.

El SDM se caracteriza por la presencia de puntos gatillo (PG) miofasciales activos en el músculo sensibles a la palpación y que resultan en dolor regional y disfunción muscular. Con una prevalencia de alrededor de un 45% entre las personas con trastornos temporomandibulares, la etiología y fisiopatología exacta de los PG miofasciales todavía es desconocida. Se ha sugerido que su desarrollo está relacionado con un exceso en la liberación de acetilcolina, produciendo una contracción muscular mantenida con la posterior formación de un PG. Esta contracción muscular mantenida lleva a un incremento de la concentración de neurotransmisores nociceptivos e inflamatorios dentro del PG, que lo convierten en un estímulo nociceptivo permanente, facilitando la sensibilización central y generando un cuadro de dolor crónico. En etapas tempranas del SDM la sensibilización central puede revertirse con tratamiento farmacológico (AINEs, corticoides, antidepresivos tricíclicos, vasodilatadores o relajantes musculares) o mediante punción de los PG. El SDM puede clasificarse como primario, cuando se trata de un cuadro idiopático, o secundario a patologías como el latigazo cervical, osteoartritis, fibromialgia y fracturas, entre otras. (Losada et al., 2021)

La neuralgia del trigémino, por su lado, es un trastorno neurológico crónico que se caracteriza por un dolor agudo, similar a una descarga eléctrica, en una o dos de las tres divisiones principales del nervio trigémino: frontal (V1), maxilar (V2) y mandibular (V3). Con una prevalencia de 1:25000 personas, suele presentarse en mujeres mayores de 50 años y puede ser a una compresión neurovascular intracraneal, aunque también puede ser de causa idiopática, secundaria a una infección por el virus Varicela-Zóster o en pacientes más jóvenes debido a enfermedades crónicas, como la esclerosis múltiple, hidrocefalia o la amiloidosis, entre otras. La aparición de estas descargas puede ser espontánea o secundaria a la presión de PG. La primera línea de tratamiento incluye farmacoterapia, normalmente con anticonvulsivantes y agentes antiespasmódicos, aunque suelen haber efectos secundarios frecuentes y una tasa de éxito variable. Otras intervenciones pueden incluir descompresión microvascular o radiocirugía, con sus riesgos y posibles efectos adversos asociados. Múltiples estudios demuestran que la inyección de toxina botulínica tipo A (BoNT-A) es eficaz para los pacientes con neuralgia del trigémino. (Pearl et al., 2022)

Otros artículos similares: