INTRODUCCIÓN
La mordida cruzada posterior es una de las maloclusiones más comunes que evidencia una discrepancia en el plano transversal. Las cúspides palatinas de uno o más dientes posterosuperiores se encuentran más palatinizadas que en una relación de normalidad, por lo que no ocluyen en las fosas centrales de los dientes inferiores correspondientes(1). Su prevalencia parece estar más asociada al sexo femenino(2) y su etiología es multifactorial, pudiendo tener una base genética(3)(4), ambiental(5)(6) o traumática.
De acuerdo a su origen, una mordida cruzada posterior puede presentar tres cuadros clínicos: funcional, entoalveolar o esquelética.
Una mordida cruzada funcional se manifiesta cuando el paciente se encuentra en máxima intercuspidación, sin embargo, presenta una situación de normalidad desde la posición de máxima apertura hasta la posición de reposo sin contacto. En el final de la trayectoria de cierre, se produce una interferencia o prematuridad que provoca la desviación funcional mandibular, manifestando la mordida cruzada posterior(7).
Una mordida cruzada dentoalveolar se debe la inclinación inadecuada de uno a más dientes, de forma que los dientes superiores tienden a inclinarse hacia palatino y los inferiores hacia vestibular(8).
Una mordida cruzada esquelética puede tener una causa maxilar, mandibular o mixta(2). En nuestro medio suele ser más frecuente la compresión maxilar que, dependiendo del grado de compresión, se manifestará como una mordida cruzada uni o bilateral.
En este punto, el ortodoncista debe comprender la importancia de establecer un correcto diagnóstico diferencial entre las diferentes causas para poder planificar un tratamiento adecuado para cada situación. Lorente P. publicó una clasificación pormenorizada de las maloclusiones transversales junto con la terapéutica correspondiente que puede servir de guía al profesional para determinar qué camino seguir en el plano transversal(9).
Aunque gran parte de los diagnósticos ortodóncicos se han centrado en los planos sagital y vertical10-14, algunos autores han propuesto diferentes opciones para analizar el plano transversal. Tamburrino RK y cols(15) describen tres métodos de diagnóstico transversal utilizados en la actualidad: el análisis P-A de Ricketts(11), que se centran en la cefalometría de la radiografía frontal, el análisis del Elemento III de Andrews(16), que estudia la medición del “WALA ridge” y el análisis con CBCT de la universidad de Pensilvania. Los autores se limitan a explicar cada método diagnóstico y conceden al lector la libertad de escoger qué sistema emplear en su clínica diaria.