Introducción
La maloclusión de Clase III es una condición compleja con una prevalencia que depende de la población y etnia donde se estudie siendo reportada como más alta en poblaciones como China y Malasia con prevalencias de 22.9% y 26.9% respectivamente(1), mientras en población europea se reporta un rango de 2% a 6%.(2)(3) En Colombia la prevalencia de Clase III esquelética en un estudio en niños de 5 a 17 años arrojo una prevalencia de 3.7%(4) sin embargo en un estudio más reciente sobre una población del Valle del Cauca, refiere una prevalencia del 25.9%(5).
La etiología de esta maloclusión tiene componentes genéticos y ambientales que están relacionados con su desarrollo y perpetuación, a nivel funcional se encuentran erupción ectópica de centrales superiores, problemas de respiración nasal y hábitos de protrusión de la mandíbula debido entre otros a tamaño lingual.
La posición y volumen de la lengua son considerados elementos fundamentales que influencian las características morfológicas craneofaciales así como la biomecánica dentofacial(7)(8). La teoría del equilibrio de estudios clásicos(9) resalta la significancia de la presión en reposo ejercida por la lengua, labios y carrillos en la determinación de la posición dental. Se reconoce que un tamaño lingual aumentado está relacionado significativamente como factor etiológico en alteraciones tales como la mordida abierta, protrusión bimaxilar y el espaciamiento dental al ejercer presión expansiva en los arcos dentales o al interponerse entre ellos(10)(11). Algunos estudios han demostrado una correlación positiva entre el tamaño del arco mandibular y el volumen lingual, subrayando la interrelación entre la morfología lingual y las estructuras dentofaciales(12)(13).
Con respecto al impacto de la lengua sobre el modelamiento de los tejidos duros, Graber(14) consideraba que la postura era más crítica que la función muscular debido a la mayor cantidad de tiempo que la lengua se encuentra en reposo influenciando las alteraciones dentoesqueléticas. Algunos estudios han reportado actividad en reposo más continua en la lengua de la que se observa en los músculos elevadores de la mandíbula(15) coincidiendo con las observaciones de estudios que han encontrado que una postura lingual inadecuada puede ejercer fuerzas que influencian el desarrollo de las maloclusiones y alteraciones maxilo-mandibulares.(16)