Introducción
La posición del incisivo inferior se considera una de las referencias más importantes a la hora de planificar un tratamiento de ortodoncia(1). Los estudios clásicos de Herbert Margolis y Charles Tweed establecen que la relación entre el incisivo inferior y el plano mandibular de Downs (IMPA – Incisor Mandibular Plane Angle) es, en un 90% de los casos, de 90º con una variación de menos de 5º(2)(3).
A raíz de esos estudios, otros autores relacionan por primera vez el IMPA con el patrón facial. Tweed considera que el valor adecuado del IMPA puede verse condicionado por su FMPA (Frankfort Mandibular Plane Angle), pues en un paciente con el ángulo ANB normal (clase I esquelética por posición) y un FMPA muy aumentado (crecimiento hiperdivergente), si mantenemos el IMPA a 90º el resultado puede ser un prognatismo alveolar inferior indeseado. Por tanto, entiende el equilibrio facial a partir de un triángulo formado por el eje del incisivo inferior, el plano mandibular y el plano de Frankfort. La suma de sus ángulos suma 180º y se le denomina triángulo diagnóstico de Tweed(4).
Posteriormente, varios autores incluyen la posición el incisivo inferior en sus cefalometrías: a) Steiner relaciona la posición e inclinación del incisivo con la línea NB; b) Ricketts utiliza el plano dental de Downs (pto A – pto Pg); c) Holdaway pone de relieve la relación que debe existir entre la posición del incisivo inferior y la prominencia del mentón óseo, utilizando como referencia la línea NB(6).
(Figura 1)
Hay que añadir la importancia de la musculatura perioral en la posición dentaria y el equilibrio de fuerzas. En la zona incisiva, a la acción compresiva de los labios se opone la propulsora de la lengua, según se aprecia en el conocido esquema de Graber. Estas presiones musculares condicionan en buena parte la posición estable de los incisivos(7).