Introducción
El movimiento ortodóncico del diente se produce por medio de la fuerza inducida en el ligamento periodontal y la remodelación del hueso alveolar(1).
Un aspecto importante a lo largo de un tratamiento de ortodoncia es la posible aparición de complicaciones. De entre ellas, cabe destacar la aparición de reabsorciones radiculares(1)(2)(3), cuyo problema radica en la dificultad de su prevención, ya que en ella intervienen multitud de factores de diferente índole que pueden condicionar su desencadenamiento. Para el paciente susceptible, la reabsorción radicular apical puede limitar el éxito del resultado del tratamiento de ortodoncia(3).
La reabsorción radicular se puede definir como la pérdida de tejidos duros (cemento y dentina) de la raíz de un diente(4).
La necrosis del ligamento periodontal en el lado de presión con formación de una zona libre de células hialinas seguido de reabsorción del hueso alveolar por los osteoblastos en el lado de tensión son las características histológicas descritas típicas de los procesos de reabsorción(1)(5).
El tejido duro de dientes humanos se compone de dentina, esmalte y cemento. Los odontoclastos son células multinucleadsa que resorben raíz dental y tejidos duros. La reabsorción de tejido duro en dientes es un fenómeno normal y fisiológico que conduce a su exfoliación y, en última instancia, la transición a la dentición permanente(6).
A diferencia de la reabsorción de las raíces de los dientes primarios, la reabsorción de las raíces de los dientes permanentes es un proceso patológico generalmente asociado a traumatismos, patología pulpar crónica, la impactación del diente, o la presión mecánica inducida en el ligamento periodontal durante el movimiento dental ortodóncico (Fuss et al., 2003). La reabsorción apical de la raíz es un problema clínico común que puede complicar el movimiento dental ortodóncico y se presenta con frecuencia variable (Brezniak y Wasserstein, 1993 a, b, 2002)(3).
Suele ser leve y a menudo clínicamente insignificante, pero en algunos pacientes puede ocurrir en mayor grado, pudiendo llegar a la pérdida de más de un tercio de la longitud de la raíz(2).