INTRODUCCIÓN
Los niños y adolescentes pueden presentar ausencia de dientes por causa congénita, por traumatismo o por caries. Las opciones de tratamiento, como la colocación de prótesis fijas, de aparatos removibles o el cierre de los espacios, son reducidas. De este modo, el autotrasplante ofrece una buena alternativa en estos casos.
El autotrasplante consiste en la extracción de un diente permanente que es colocado en un nuevo alveolo o en uno preexistente. La principal indicación de este procedimiento es la sustitución de un diente ausente en pacientes en crecimiento, con el objetivo de restablecer la función y la estética, así como la preservación del hueso alveolar.
La técnica la describieron Slagsvold y Bjercke en 1960(1)(2), y en 1990 Andreasen publicó el seguimiento de 370 dientes autotrasplantados, reportando un éxito del 95% con un periodo de observación entre 1 y 13 años(3).
Actualmente se ha reportado en la literatura una tasa de supervivencia de hasta el 90%(4), que depende de varios factores, tales como las características de la zona receptora y las del diente donante. Se ha descrito que la formación radicular óptima del diente donante es de ¾, ya que permite una regeneración del ligamento periodontal y la revascularización del mismo(5).
Este procedimiento nos aporta ciertos beneficios: se puede realizar a una edad temprana, permite mover estos dientes ortodónticamente y mantiene el potencial de crecimiento del hueso alveolar. Sin embargo, existen algunos riesgos asociados, por lo que es muy importante que el cirujano esté experimentado en la técnica.
Las complicaciones más frecuentes que se presentan tras el trasplante son: reabsorción radicular, obliteración pulpar y anquilosis del diente trasplantado. Pero la causa más común de fracaso es la reabsorción radicular externa, provocada por la cicatrización periodontal. Además, si la pulpa dental se necrosa también puede causar inflamación y reabsorción radicular, por lo que el tratamiento de conductos mejora el pronóstico. De esta forma, una preparación adecuada de la zona receptora y la protección de las células periodontales debería aumentar la tasa de éxito del autotrasplante.