INTRODUCCIÓN
Son innumerables las publicaciones que describen los procesos biológicos que se producen en la zona interna del alveolo durante el movimiento dentario. Sin embargo son escasos y contradictorios aquellos trabajos que analizan lo que sucede cuando la raíz se desplaza hacia las láminas corticales alveolares externas y sus consecuencias sobre la cresta alveolar.
La cresta alveolar, formada básicamente por las láminas corticales interna y externa o vestibular y una pequeña porción de hueso esponjoso interpuesto entre ellas, es una zona crítica que se ve especialmente afectada en los desplazamientos radiculares vestíbulo-linguales y en los casos de inclinación dentaria en este mismo sentido. Constantemente en clínica realizamos movimientos de torsión, protrusión o expansión que generan cambios en la posición de la raíz con respecto al hueso alveolar y que afectan especialmente a la cresta alveolar. Sin embargo solemos pasar por alto las siguientes preguntas sobre la posible respuesta de la cresta alveolar: ¿Sabemos con una certeza razonable cómo va a responder al desplazamiento de la raíz? ¿Se adaptará a la nueva posición radicular? ¿Será destruida parcialmente quedando la raíz expuesta fuera de hueso alveolar?
La opinión de los profesionales, como en tantas ocasiones ha adoptado una posición pendular y contradictoria a lo largo del tiempo, que podría resumirse en estas dos posturas opuestas (Fig. 1):
1. Al desplazarse la raíz el hueso alveolar la acompaña, rodeándola.
2. Cuando el desplazamiento de la raíz alcanza la cortical externa la perfora y la raíz queda al descubierto.
Resulta sorprendente que a pesar de haber transcurrido más de un siglo desde los primeros estudios histológicos sobre el tema, aún persistan dudas sobre un hecho fundamental que afecta al tratamiento ortodóncico cotidiano de nuestros pacientes. Probablemente el artículo «La muerte de la teoría» de Johnston(1) nos de las razones de este injustificado desinterés por los procesos biológicos que acompañan al desplazamiento dentario. El autor señala el actual divorcio existente entre la práctica clínica y el conocimiento de la teoría y la investigación científica. En este mismo sentido apuntan Vig(2) y Davidovitch(3) al plantear la necesidad de profundizar en el estudio y la investigación biológica. Deberíamos reconocer que en la actualidad éstas han quedado prácticamente olvidadas para el ortodoncista clínico, que básicamente centra su interés en los planteamientos puramente mecánicos y quizás estéticos, olvidando con frecuencia la respuesta biológica del organismo sobre el que está actuando su aparatología.