Introducción
La Microsomía Hemifacial (MH) es el segundo síndrome craneofacial más frecuente después del labio fisurado y el paladar hendido. Afecta a uno de cada 3.000 a 5.600 nacidos vivos (1), es casi siempre unilateral y afecta principalmente al lado derecho de la cara (70-90% de los casos) y es más frecuente en varones que en mujeres. La MH se considera un síndrome congénito, con baja penetrancia genética hereditaria (1)(2)(3).
La MH provoca anomalías asimétricas en las estructuras derivadas del primer y segundo arcos branquiales. La gravedad del trastorno es muy variable y depende del grado de afectación de las principales estructuras afectadas y sus tejidos adyacentes, dando lugar a maloclusiones graves que afectan al maxilar, la mandíbula, la articulación temporomandibular (ATM), las orejas y los tejidos blandos y músculos inervados por los nervios trigémino y facial(4)(5).
La etiopatogenia es multifactorial; sólo se han descrito antecedentes familiares en unos pocos casos(6). Sin embargo, hay diferentes mutaciones y genes implicados. La mayoría de las investigaciones sugieren que este síndrome puede desarrollarse a partir de una migración alterada de las células de la cresta neural durante el desarrollo embrionario(7) y una vascularización anormal, como una hemorragia de la arteria estapedial durante la cuarta semana de embarazo(2). También pueden influir factores externos, como el consumo de fármacos vasoactivos, la exposición a la nicotina, la cocaína, la talidomida y la terapia hormonal(8). La HM también se ha relacionado con enfermedades como la diabetes gestacional, la rubéola en el embarazo y los embarazos múltiples(6). Pruzansky y Kaban et al. clasificaron las alteraciones de la ATM con HM en tres grados.(9)(10)(11)
El tratamiento de las MH incluye ortodoncia, elásticos intermaxilares y dispositivos de anclaje temporal (DAT)(12)(13). Éstos se utilizan con frecuencia para establecer fuerzas diferenciales una vez finalizado el crecimiento principal(14). Los procedimientos quirúrgicos como la distracción osteogénica(14) y la cirugía ortognática para corregir anomalías asimétricas de las estructuras óseas deben retrasarse hasta la edad adulta(15)(16). Estos procedimientos deben aplicarse una vez que se haya completado el crecimiento craneofacial y se hayan conseguido los beneficios de los tratamientos ortopédicos tempranos. Los tratamientos incluyen el uso de uno de varios aparatos asimétricos funcionales,(17) también denominados híbridos(11)(18), que generalmente emplean bloques de mordida unilaterales para favorecer el desarrollo vertical del lado afectado y expansión maxilar asimétrica añadiendo tornillos o resortes[[11).