Introducción
La oclusión fue definida por Davis y Gray como el contacto existente entre dientes.(1) Cuando exista algún parámetro por el que la mordida no es adecuada, estaremos ante una maloclusión.(2)(3) Cualquier interposición que se produzca en el sistema oral, mantenido en el tiempo, cursará con modificaciones dentales y/o óseas.
Este el caso de los instrumentos de viento que, debido a su uso sostenido y diario, pueden crear maloclusiones significativas. Dependiendo del nivel musical del paciente, pueden tocarse hasta 5 horas diarias, todos los días de la semana. Se comienzan a tocar a edades próximas a los 8 y 9 años, encontrándose en dentición mixta la mayoría de los pacientes que inician este aprendizaje.
En el año 1939, Strayer(4) realizó una clasificación de instrumentos musicales de viento, la cual siguen utilizando numerosos autores. En este mismo estudio, ya sugirió el hecho de que determinadas maloclusiones podrían corregirse o, al menos mejorar, si se tocaba de manera frecuente un instrumento específico; de la misma manera que esta maloclusión podría empeorar con otros instrumentos.
Engelman(5), en el año 1965, publicó un estudio en el que se midieron las fuerzas que producían los instrumentos musicales de viento en los tejidos peribucales, gracias a un aparato que denominó transductor. Las fuerzas aplicadas por los instrumentos musicales llegaban hasta los 500 g, valores alarmantes teniendo en cuenta que son necesarios tan solo 50 g para producir movimientos ortodóncicos.
El primer estudio que certificó que había parámetros y estructuras que se podían modificar por acción de los instrumentos de viento fue el de Pang(6), en 1976, el cual hizo especial énfasis en las modificaciones en el resalte y la sobremordida de los pacientes, a pesar de que los movimientos resultantes fueran impredecibles.
Teniendo en cuenta el periodo de crecimiento y el elevado número de horas que estos instrumentos se mantienen en boca, numerosos estudios han observado la relación significativa entre tocar determinados instrumentos musicales y el desarrollo de maloclusiones, tanto dentarias como óseas. Los parámetros que se ven afectados por los instrumentos de viento en estos estudios son el resalte, el ancho de la arcada, la divergencia y convergencia facial, el grosor de los labios, la altura de la rama mandibular, la proinclinación y posición de incisivos superiores e inferiores, las relaciones intermaxilares transversales, y la alineación de la zona anterior.(6)(7)(8)(9)(10)(11)(12)(13)