Introducción
La extracción de un incisivo inferior ha sido un procedimiento utilizado en Ortodoncia prácticamente desde los comienzos de la misma, si bien ha sido siempre contemplado como un tratamiento atípico y controvertido. A lo largo de las últimas décadas, se han sucedido una serie de publicaciones que inciden en las posibilidades clínicas de esta modalidad terapéutica. No obstante, la mayor parte de estos trabajos presentan dos características que, a nuestro juicio, limitan o restan trascendencia a la información que se ofrece en ellos. En primer lugar, se trata con frecuencia de casos clínicos en los que se aporta únicamente información puntual del paciente objeto de la publicación1, 2, 3, 4. En segundo lugar, en aquellas publicaciones en las que se aporta información diagnóstica y clínica que avale la decisión de extraer un incisivo inferior, esta información aparece escasamente cuantificada y poco estructurada. Todo ello, puede generar la impresión de que se trata de un procedimiento que sólamente puede emplearse basándose en la intuición clínica o en la experiencia terapéutica del ortodoncista. Como contrapartida, en el curso de los últimos años han aparecido algunas publicaciones que pretenden estructurar de modo más reglado el uso de la extracción de un incisivo inferior en la práctica ortodóncica5,6 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13. El propósito del presente trabajo es aunar la información disponible, ordenar y estructurar los rasgos diagnósticos que avalan la indicación y el empleo de esta modalidad terapéutica, cuantificar aquellos parámetros que resulten mensurables y objetivables y, en suma, sentar algunas bases clínicas claras que sirvan como referencia al ortodoncista en la práctica diaria.