INTRODUCCIÓN
Estas últimas décadas cada vez más predomina la idea que las maloclusiones se ven como un reflejo de las distorsiones craneales y corporales y deben ser tratadas en conjunto. Así, las anomalías sagitales influyen considerablemente en la posición adelantada de la cabeza y la curvatura cervical.
La aparición de la maloclusión se considera como resultado final de una suma multifactorial en la que intervienen elementos medioambientales, genéticos y posturales. Para Edward Angle, el abordaje de toda malposición dentaria “será difícilmente exitoso si los desórdenes funcionales subyacentes continúan y no son abordados”(1). Así, consideraremos el papel que juega la disposición craneocervical en relación a la ortodoncia como disciplina que atendiendo las ne-cesidades de jóvenes y adultos pretende lograr una estética facial y dentaria mediante un abordaje terapéutico y preventivo de los problemas de oclusión y mordida(2)(3).
Concienciarse de que la columna vertebral es de interés clínico ha llevado a la recomendación de utilizar las radiografías laterales del cráneo para examinar habitualmente las vértebras cervicales en busca de anomalías e incluso para desarrollar una técnica de trazado de esta región(4).