Introduccion
Para una misma maloclusión pueden existir distintas opciones de tratamiento igualmente válidas y en ocasiones el éxito no depende tanto de la opción escogida sino también de la experiencia y pericia del profesional que lo trata.(1)(2)
Para los casos de maloclusiones severas, pacientes quirúrgicos, etc. las opciones de tratamiento suelen estar bastante claras y bien delimitadas para todos los profesionales. El problema surge en los casos “border line” donde se plantea el dilema de extraer o no extraer piezas dentarias y es aquí donde los ortodoncistas muestran sus discrepancias. ¿Se basan los ortodoncistas en la evidencia científica para tomar la decisión de realizar o no extracciones o más bien esta decisión depende de la opinión subjetiva de cada profesional? El dato inquietante en la literatura es que el grado de consenso entre ortodoncistas es muy bajo con respecto al criterio de extracción.
Independientemente de que el hecho de extraer o no a menudo tiene repercusiones en el éxito y la estabilidad del caso a largo plazo, otra de las consecuencias derivadas de esta falta de consenso entre los propios ortodoncistas es que se genera cierta desconfianza en el paciente, sobre todo en aquel que viene buscando una segunda opinión y que, tras consultar a varios profesionales, puede sentirse confuso. Además del descrédito que podemos crear a la profesión en sí, es indiscutible que la extracción es un acto mutilante que crea desagrado a los pacientes y que puede alargar el tratamiento y el coste del mismo.
También se ha extendido la creencia de que las extracciones de primeros premolares producen un aplanamiento del perfil y éste a su vez se ha relacionado con un decremento estético. Esto sería más notable cuando se parte de ángulos nasolabiales abiertos en los que se hacen importantes retrusiones incisivas.(3) Objetivamente se sabe que por norma general un tratamiento ortodóncico con extracciones de primeros bicúspides y retrusión incisiva disminuye la protrusión de los tejidos blandos y que un ángulo nasolabial entre 90 y 120º se vuelve más obtuso una vez finalizado el tratamiento ortodóncico (sujeto en cada caso a la variabilidad de respuesta individual). Este hecho se ha medido de forma cuantitativa en diversos estudios y de nuevo la controversia está servida. Existen estudios que plantean que estos cambios objetivos, aunque medibles, no son estadísticamente significativos(4).