INTRODUCCIÓN
Definir la asimetría como algo “normal” o “anormal” puede resultar controvertido. La simetría facial puede ser definida por la posición de los puntos de ambos lados de la cara en comparación con el plano medio-sagital. Aunque la gran mayoría de caras pueden parecer bien equilibradas y simétricas en la observación clínica, los análisis radiográficos indican presencia de asimetría como una característica común de todas las caras(1). Las asimetrías faciales se conocen como un fenómeno común y pueden presentarse de forma ligera en individuos normales, incluso en aquellos que se consideran atractivos. Ya eran descritas por los escultores griegos de la antigüedad, que se limitaban a observar y reproducir lo que encontraban en la naturaleza, es decir, las asimetrías faciales como normalidad. Las asimetrías faciales a menudo afectan al tercio inferior de la cara, lo que se puede explicar por el gran periodo de tiempo que envuelve el crecimiento mandibular. Según el estudio de Peck y Peck(2), que se realizó sobre pacientes, existe menos asimetría y mayor estabilidad dimensional conforme nos acercamos al área craneal.
La planificación del tratamiento y la evaluación de las asimetrías mandibulares estaban hasta hace poco tiempo limitadas por la dependencia en las radiografías 2D en el ámbito clínico. Los exámenes clínicos y las radiografías frontales pueden ayudarnos a la detección de grandes asimetrías, sin embargo, para fines de planificación de tratamiento, localización y cuantificación de pequeñas asimetrías no son suficientes.
La tecnología de Tomografía Computarizada de Haz Cónico (con las siglas en inglés, CBCT) hace posible crear imágenes verdaderamente anatómicas donde una de las ventajas clave sobre la radiografía 2D es su capacidad de proporcionar información volumétrica, superficial y en 3D de las estructuras craneofaciales. Sin embargo, la capacidad de visualizar la asimetría facial en modelos de superficie 3D no implica la capacidad de cuantificar y localizar con precisión las áreas de asimetría. Un análisis detallado de la posición, así como de la discrepancia morfológica entre el lado afectado y el lado normal en un paciente con una asimetría es un requisito previo para la planificación del tratamiento ideal.