Introducción
En ortodoncia existen dos tipos de aparatos; los removibles (aquellos que el paciente puede retirar a voluntad de su boca) y los fijos que son los que quedan adheridos a la superficie de los dientes sin que el paciente pueda retirarlos voluntariamente (figura 1). Los aparatos se pueden fijar a los dientes por dos sistemas: el embandado y la adhesión. (Figura 2) y (Figura 3).
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En 1955 Buonucuore demostró que podía conseguirse un aumento de los niveles de adhesión sobre el esmalte dental, realizando un tratamiento previo del mismo, con ácido ortofosfórico que producía unas microrretenciones sobre la superficie del esmalte(1).
Newman, en 1965, comenzó a aplicar estos hallazgos para adherir directamente al diente elementos ortodóncicos, a raíz de la aparición de las resinas epóxicas(2).
Las ventajas que ofrece la adhesión de BRACKETS, al compararla con el embandado son numerosas. Así, se evidenció que la adhesión era estéticamente superior y provocaba una menor incomodidad en el paciente ya que, a diferencia de la adaptación de bandas, no precisaba de separación dentaria previa. Esto además se traducía en que no quedaban espacios entre los dientes al retirar los aparatos de la boca al finalizar el tratamiento, evitándose la necesidad de cerrarlos(3). Por otro lado, se reducía el riesgo de aparición de caries, bajo las bandas flojas, y, además, permitía detectar y tratar las caries interproximales de nueva aparición(4).
Los materiales que se han utilizado tradicionalmente para la adhesión de los brackets a los dientes son los denominados materiales compuestos o composites constituidos por una matriz orgánica de moléculas de BISFENOL-A-GLICIDIL METACRILATO y una matriz inorgánica de cristales de sílice unidos entre sí por un silano(5).
Este material se adhiere a la superficie metálica del bracket por un sistema de unión mecánico gracias a la presencia de una malla metálica trenzada sobre la base del bracket. La unión a la superficie del diente se lleva a cabo mediante dos mecanismos. Por un lado la unión química que se establece entre las moléculas orgánicas de BISGMA y los iones calcio de la superficie del diente y por otro lado por la unión mecánica que proporcionan las microretenciones producidas en el esmalte por el grabado ácido(6). (Figura 4).