Introducción
El tratamiento de los casos con agenesia de incisivos laterales es un tema, cuanto menos, controvertido. El alto impacto estético y funcional que tiene la ausencia de estos dientes ha llevado a la continua búsqueda de soluciones ortodóncicas y/o restauradoras que resulten agradables al sonreír y que cumplan los requisitos estéticos y funcionales indispensables en la zona anterior.
El tratamiento de las maloclusiones de clase III en la población infantil es uno de los mayores retos en ortopedia dentofacial debido a la relativa frecuencia en pacientes ortodóncicos, y a la incertidumbre de obtener resultados estables que se mantengan en el tiempo(1)(2)(3)(4)(5).
La maloclusión de clase III se caracteriza por una hipoplasia o retrusión del maxilar, o un prognatismo o crecimiento excesivo de la mandíbula(6), pero más frecuentemente por la asociación de ambos(7).
La prevalencia de la clase III varía dependiendo de la raza, la edad y el sexo(8). La población asiática presenta la mayor incidencia de maloclusión de clase III(9), seguida de la población de Europa del Este(10)(11) y de África(12)(13). En personas de antecedente caucásico existe una menor prevalencia, con estimaciones que van del 0,8% al 8%(14)(15)(16). Y en España la prevalencia es del 5,6% en población infantil(17). No obstante, la maloclusión de clase III se presenta como un problema clínico frecuente, al representar casi al 50% de los pacientes de ortodoncia en determinados países(18).
Los trabajos realizados en individuos con prognatismo mandibular como rasgo fenotípico sugieren que la herencia poligénica o multifactorial es la causa principal de la maloclusión de clase III(19)(20), ya que este rasgo puede atribuirse a la expresión de algunos genes y su interacción con el entorno(21).
Las decisiones terapéuticas y el éxito o fracaso del tratamiento dependen en gran medida del potencial de crecimiento del individuo de clase III. Sin embargo, a día de hoy, no existen muchos datos longitudinales sobre el crecimiento en clases III(22)(23)(24) debido a la relativa baja frecuencia de esta maloclusión, especialmente en población caucásica, y a la reconocida necesidad de tratar en edades tempranas(24)(25)(26)(27)(28)(29)(30). La mayoría de autores coinciden en que el patrón de crecimiento esquelético de clases III se establece en edades tempranas, no presenta tendencia a la mejoría espontánea y las características faciales y oclusales se agravan con la edad(14)(25)(30).