Introducción
El déficit de la papila interdental denominado tronera gingival o vulgarmente triángulo negro, acapara cada vez mayor protagonismo entre los compromisos estéticos del paciente adulto, pues dicha falta de anatomía gingival constituye un problema estético así como funcional, dado que su ausencia influye en la correcta pronunciación además de actuar como nicho de bacterias de interés cariogénico como periodontal.
En términos anatómicos, la encía interdental se extiende desde el hueso interproximal en sentido coronal siendo delimitado por los puntos o áreas de contacto, el ancho de las caras proximales así como de la línea amelocementaria (LAC).(1)(2)
Histológicamente, se compone de encía adherida y libre, con un epitelio bucal de tipo plano estratificado queratinizado y un epitelio de surco queratinizado en las superficies proximales.
Si bien es verdad que en el sector anterior presenta una forma piramidal, en sectores posteriores es más aplanada en sentido vestíbulolingual; esto es debido a que, a la altura del contacto interproximal y coincidiendo a su vez con el vértice de la papila gingival, un epitelio fino y no queratinizado denominado “col” conecta la caras bucales y linguales a través de las fibra interpapilares, configurando una depresión gingival cóncava y ancha.
De esta manera, la pérdida de contacto interdentario así como una migración gingival en sentido apical, resultan en la desaparición de este nexo histológico y en una morfología papilar poco agradable.(3)(4)
Clásicamente, Tarnow et al. (1992) señalan que la dimensión vertical descrita entre el punto de contacto dentario y la cresta ósea que garantiza la preservación papilar ha de ser ≤5 mm. En este sentido, dicha arquitectura ósea subyacente es considerada como el principal factor determinante en la preservación y reconstrucción papilar (Figura 1).
Paralelamente, Grunder cita la dimensión horizontal interradicular como otro factor significante independiente pero a su vez combinado en la configuración y preservación papilar. A nivel epidemiológico, la edad y el sexo también han sido evaluados desde un punto de vista multifactorial(5)(6) (Tabla 1).