Introducción
La mordida cruzada es una de las patologías más frecuentes en ortodoncia, ya que aunque en la población general sólo se presenta desde un 1% hasta un 7%, en las consultas de ortodoncia el porcentaje se incrementa hasta casi la mitad de los pacientes (fig. 1).
Todos ellos son susceptibles de padecer complicaciones a todos los niveles bucales, desde alteraciones óseas como son una falta en el desarrollo del maxilar, que pueden producir desviaciones mandibulares y por tanto asimetrías faciales, alteraciones dentarias que pueden ir desde malposiciones hasta la inclusión de algún diente por falta de espacio, problemas funcionales, especialmente masticatorios y de la articulación temporo-mandibular, también se podrían producir alteraciones estéticas, los corredores bucales que se ven en la sonrisa de los pacientes cuando la arcada está estrecha y por último, las alteraciones periodontales como consecuencia de las malposiciones dentarias y de los contactos anómalos entre los dientes de ambas arcadas.
Por ello ya desde el siglo XIX, empezaron a aparecer algunos aparatos ortodóncicos para este fin. Actualmente existe un amplio abanico de posibilidades terapéuticas así como formas de clasificarlos. Una de ellas sería dividirlo en aparatos de acción ortodóncica o de expansión lenta y en aparatos de acción ortopédica o de expansión rápida.
A partir de ellos son muchos los beneficios terapéuticos que se obtienen, que irían desde:
1. La mejoría de la forma de arcada
2. La eliminación de desviaciones mandibulares funcionales en pacientes en crecimiento, lo que previene la aparición de asimetrías.
3. La corrección en el plano anteroposterior cuando el problema es leve.
4. Igualmente, hay algunos estudios que observaron que la disyunción maxilar fue efectiva en pacientes con problemas respiratorios ya que provocó un incremento de la anchura de la cavidad nasal.
5. Otros autores, observaron en algunos pacientes la reducción de la enuresis nocturna.