Introducción
La maloclusión dental es el tercer problema de salud oral más frecuente después de la caries y la enfermedad periodontal (Guo L et al., Alhammadi MS et al.).
Basándose en una revisión sistemática, la prevalencia de la clase III en dentición permanente varías desde un 0.7 hasta un 19.9% en los diferentes países (Alhammadi MS et al.).
Muchas veces, estas clases III van acompañadas de asimetrías mandibulares dificultando el tratamiento de las mismas. Las asimetrías lineales y volumétricas mandibulares, así como las condilares son más frecuentes en pacientes hombres, con clase III esqueléticas y patrón dolicofacial (Mendoza LV et al.).
El tratamiento de la maloclusión de clase III dependerá de la edad y de la severidad de la maloclusión. En la edad infantil y juvenil, el tratamiento ortopédico está enfocado al avance maxilar en el pico prepuberal, mientras que, en la edad adulta, el tratamiento dependerá de la severidad de la maloclusión, por un lado, la maloclusión de clase III con un perfil aceptable, puede ser corregida mediante un tratamiento de compensación dentoalveolar para conseguir un resultado aceptable de oclusión, estética y función. (Janson G et al., Lin J et al. y Araujo MT et al.).
Por el contrario, los casos más severos con un perfil facial inaceptable, se deberán tratar con cirugía ortognática de avance maxilar y/o setback mandibular (Araujo MT et al., Farret MM et al. y Alhammadi MS et al.).
Entre los dos extremos de severidad, están los casos “borderline” que deberán tratarse dependiendo de varios factores como el aspecto facial y su importancia para el paciente, la posición anteroposterior e inclinación de los incisivos, la protrusión de la sínfisis mandibular y la opinión del paciente (Araujo MT et al., Farret MM et al. y Alhammadi MS et al.).
Paralelamente, en los últimos años, el tratamiento de ortodoncia ha cambiado por la introducción de los dispositivos de anclaje esquelético temporales o Temporary Anchorage Devices (TADs). Muchas maloclusiones que previamente solo podían ser tratadas mediante cirugía ortognática, como las mordidas abiertas esqueléticas o las clases III, ahora se pueden tratar con un tratamiento no quirúrgico. La distalización de la arcada inferior en masa utilizando los TADs es una alternativa para corregir la clase III con una tasa de éxito alta (Park HS et al. y Sarul M et al.).