Introducción
Una de las principales revoluciones tecnológicas que ha tenido lugar en Ortodoncia en los últimos 20 años ha sido la aparición de los brackets de autoligado, cuyo diseño aporta notables ventajas en la mecánica y movimiento dentario ortodóncico, lo que para muchos autores repercute positivamente en tratamientos de ortodoncia más eficientes, más efectivos y más focalizados en el beneficio y bienestar del paciente y el profesional(3)(5)(8).
Tras la aparición de los primeros brackets de autoligado sólo existía una minoría de seguidores de éstas técnicas y en un principio fue rechazado por muchos por defectos de fabricación y problemas de manejo. Sin embargo, en la actualidad su uso se ha extendido enormemente y la disponibilidad, opciones y la calidad ha aumentado muy rápidamente, apareciendo los muchos modelos y sistemas de los que actualmente disponemos en el mercado(6)(8). Según algunos autores hoy día los sistemas de autoligado han alcanzado un grado de diseño y precisión en su producción, donde las ventajas son significativamente mayores que la imperfecciones que persisten. En la década de los noventa, con la aparición de los primeros brackets Damon, tuvo lugar el impulso definitivo en el uso de brackets de autoligado, sustentados por la novedosa y controvertida filosofía de Dwight Damon, que generó un aumento importante del interés y la apreciación del potencial que tenían los brackets de autoligado(8).
Damon no sólo mostraba un nuevo bracket sino que estableció una serie de principios, una filosofía de trabajo, que daba soporte a ésta nueva tecnología y que en conjunto componen lo que conocemos como “Damon System” o “Técnica Damon”. El sistema consiste en el empleo de brackets de autoligado pasivo, junto con una serie de arcos de alta tecnología, con una sola forma de arcada característica de la técnica, más ancha de lo habitual en sectores posteriores, en una secuencia recomendada(9)(10).