Introducción
La mordida cruzada posterior unilateral es una de las maloclusiones transversales más frecuentes, describiéndose hasta un 23% en población general, y hasta un 51% en pacientes ortodóncicos.(1)(2) Normalmente van asociadas a una desviación funcional mandibular hacia el lado de la mordida cruzada(3)(4), y no suelen corregirse por si solas, por lo que persisten desde la infancia hasta la edad adulta si no reciben tratamiento, aunque algunos autores describen ciertos casos donde desapareció al corregirse el hábito de succión y deglución infantil.(5)(6)(7)
Los pacientes con mordida cruzada posterior unilateral pueden presentar repercusiones como son: alteraciones del crecimiento, con la aparición posterior de asimetrías faciales(8)(9)(10)(11); alteraciones oclusales, ya que las mordidas cruzadas producen numerosas interferencias(12)(13)(14); así como alteraciones funcionales con asimetría en la actividad muscular(15)(16), un patrón masticatorio alterado(17)(18)(19), problemas articulares(20)(21), y cambios en la posición mandibular y movimientos mandibulares normales.(22)
Por lo que prácticamente todos los autores recomiendan su tratamiento precoz, evitando sus repercusiones y por ser más estable la corrección a edades tempranas.
Sin embargo apenas se han realizado estudios acerca de los efectos del tratamiento ortodóncico de estas maloclusiones sobre la corrección o no de sus alteraciones.
La finalidad de este estudio fue analizar los cambios electromiográficos de los músculos masticatorios durante el reposo y el máximo apretamiento, que se producen tras la corrección ortodóncica de la mordida cruzada posterior unilateral. El conocimiento de los cambios tras el tratamiento de ortodoncia nos ayudará a confirmar la importancia de una actuación precoz sobre la mordida cruzada posterior.