Introducción
Dentro del interés que siempre ha despertado el estudio de la articulación temporomandibular (ATM), ha sido la relación espacial del cóndilo dentro de la cavidad glenoidea la que ha sido objeto de estudio durante más de un siglo.
Los primeros estudios que encontramos fueron realizados sobre radiografías en dos dimensiones (2D) como son la ortopantomografía y la radiografía lateral de cráneo.
Para referirnos a ellos, debemos destacar las publicaciones de Ricketts en los años 50 donde ya analizaba la posición condilar mediante el uso de laminografías(1)(2).
De la misma época, encontramos el estudio de Ted Martin(3), realizado mediante el aparato radiográfico de Lindblom, donde analizaba cráneos que presentaban oclusión ideal; obtenidos del Museo Nacional de Historia de Chicago.
Años más tarde, en los años 80, Pullinger publica varios trabajos analizando la posición condilar, mediante el uso de tomografías(4)(5)(6). Poco después, en 1987 Christiansen y colaboradores(7), utilizando también tomografías, analizaron un grupo de cóndilos a priori normales para poder determinar una posición y morfología que sirviesen como referencia para estudios posteriores. Dos años después, en 1989, se publicó el estudio de Gianelly(8), en el cual investigaba si la ortodoncia podía provocar desórdenes temporomandibulares, determinando que hasta la fecha no existían evidencias de dicha relación.
Con el paso de los años y la evolución de la tecnología, aparecieron otras técnicas radiográficas que ya permitían la visión en tres dimensiones (3D) como son la resonancia magnética (RM) y la tomografía axial computarizada (TAC); lo cual permitió un gran avance en este campo. Destacar el estudio realizado por Kandasamy y colaboradores donde analizaban la posición condilar mediante el uso de RM(9).
La aparición de la tomografía computarizada de haz cónico (CBCT), supuso un claro avance en el estudio de los tejidos y estructuras óseas, debido a su alta calidad de imagen en tres dimensiones (3D), en escala 1:1 y sin presentar distorsiones significativas. Se trata de una técnica de producción de imágenes reconstruidas de alta calidad de diagnóstico, utilizando dosis bajas de radiación y mayor resolución que el TAC normal. Esta técnica proporciona imágenes que se obtienen en planos paralelos o perpendiculares al eje largo del cóndilo, obteniendo así imágenes de los tejidos óseos de alta calidad en todos los planos del espacio.