Introducción
Según una revisión sistemática de 2016, la tasa de retención de terceros molares en todo el mundo es de una media del 24.4%1, mostrando una incidencia diferente en la mandíbula (tasa de retención media = 25.43%) y el maxilar (tasa de retención media = 14.16%). Así, la probabilidad de una impactación del tercer molar parece ser un 57.58 % mayor en la mandíbula que en la maxila. A este respecto, sin embargo, resulta interesante que las poblaciones de África y Asia muestren una variabilidad mucho mayor en las tasas de retención maxilar a mandibular que las poblaciones de Norteamérica, Europa u Oriente Medio(1).
La forma más común de retención en la mandibula es la inclinación mesioangular según la actual literatura1. En el maxilar, la retención vertical es la más frecuente(2).
Las causas principales de la impactación maxilar son la mala aposición ósea compensatoria en la tuberosidad maxilar(3) y el limitado espacio disponible en la región retromolar(4).
Los cordales presentan una gran variabilidad en cuanto a tamaño, forma, tiempo de mineralización, posición y vía de erupción(5). Las complicaciones más comúnmente citadas de los terceros molares no erupcionados son (entre otras) una posible pericoronitis, reabsorción radicular de dientes adyacentes, periodontitis, infecciones y desarrollo de quistes(6).
No obstante, la extracción profiláctica de los cordales sigue siendo una decisión controvertida. La presencia de terceros molares asintomáticos no significa que estos estén completamente libres de patología, hecho por el cual muchos autores abogan por una extracción profiláctica(7). Por el contrario, otros investigadores consideran que la extracción profiláctica supone un riesgo quirúrgico innecesario(8).
La incidencia en la impactación de los terceros molares puede ser menor en pacientes tratados ortodóncicamente con extracción de premolares debido a la potencial mesialización de los sectores posteriores. Sin embargo, una relativamente reciente revisión sistemática de la literatura mostró un nivel de evidencia científica baja de los estudios publicados a este respecto, existiendo sólo un artículo científico disponible que haya estudiado esta cuestión en la arcada superior y que muestre una calidad moderada en su diseño(9). No obstante en el citado estudio sólo se estudiaron pacientes con una clase II de Angle, por lo que sigue sin saberse con claridad si una extracción ortodóncica puede desembocar en una erupción de los cordales superiores en una posición más funcional.