Introducción
La artritis idiopática juvenil (AIJ) es una de las enfermedades crónicas más comunes en la infancia, con una prevalencia reportada de uno de cada 1.000 niños(1)(2)(3). Siendo mucho más prevalente en niñas que en niños(4).
La Liga Internacional de Asociaciones de Reumatología (ILAR) define la AIJ como una tumefacción o limitación al movimiento de una articulación acompañada de calor, dolor o eritema de causa desconocida que comienza antes de los 16 años y persiste durante al menos 6 semanas(5)(6)(7)(8). Hoy en día, la AIJ se clasifica en 7 subtipos (artritis sistémica, oligoartritis, poliartritis con factor reuma positivo, poliartritis con factor reuma negativo, artritis psoriásica, artritis relacionada con entesitis, artritis indiferenciada)(4).
La causa de la AIJ es desconocida por definición, pero parece deberse a una interacción entre factores genéticos y ambientales (7).
La afectación de la articulación temporomandibular (ATM) es común en niños y adolescentes con AIJ(2). Sin embargo, la afectación de la ATM en niños es difícil de detectar clínicamente, y la detección clínica temprana y su monitorización durante la terapia a menudo se ven obstaculizados por la ausencia de dolor y de la hinchazón palpable(5).
Generalmente la afectación de la ATM comienza de forma unilateral y se vuelve bilateral a medida que la enfermedad se agrava(9).
En la región maxilofacial las secuelas más comunes que se pueden encontrar en pacientes con afectación de la ATM de interés ortodóntico son la micrognatia y retrognatia mandibular severa, perfil convexo y maloclusión de clase II(10)(11). Si la afectación de la ATM es unilateral, se observarán asimetrías severas(9).
El hecho de que los síntomas y la exploración física no permitan descubrir de manera precoz la actividad inflamatoria y la destrucción articular ha contribuido a fomentar el uso de la imagen para diagnosticar y monitorizar la artritis temporomandibular. Para ello puede utilizarse la Ortopantomografía, la Ecografía, la Tomografía computarizada y la Resonancia magnética con contraste, siendo esta última la técnica de elección y la más sensible para el diagnóstico y manejo de pacientes con AIJ y ATM(5).