Introducción
La práctica de un instrumento musical es una tradición propia en nuestro país, muy extendida en diversas regiones como, concretamente, en la Comunidad Valenciana. Cada vez son más las personas que se dedican profesionalmente a la música y que, por tanto practican de manera continua un instrumento musical.
Sin embargo, debido al uso prolongado y continuado de ciertos instrumentos musicales, como los instrumentos de viento, que necesitan de la participación de las estructuras orofaciales para poder ser tocados, en ocasiones pueden aparecer problemas orofaciales tanto en los dientes, tejidos blandos y estructuras adyacentes musculares.
Tal y como describe Proffit(1) en su teoría del equilibrio, la posición de los dientes depende de varios factores. Tanto de las fuerzas empleadas por acción de la lengua, los labios y la oclusión dentaria, como de las fuerzas procedentes de la membrana periodontal.
Para que se produzca el movimiento dentario se requiere de la acción de determinadas fuerzas que cuenten con una determinada magnitud y duración. Se ha descrito en la literatura que la presencia de hábitos, como por ejemplo la succión digital(2)(3), también puede influir en la posición que ocupan los dientes. De esta forma, una alteración en el equilibrio puede modificar las posiciones dentarias.
Por tanto, las fuerzas que se producen de manera continuada en el área orofacial debido, en este caso, a la práctica habitual de un instrumento de viento, pueden generar una fuerza externa en la cavidad oral que puede provocar movimiento dental no deseado.
Otro factor a tener en cuenta, que podría ser causa de una alteración del equilibrio orofacial y que podría estar relacionado con diferentes características maloclusivas, puede ser el tipo de boquilla que presenta cada familia o grupo de instrumentos de viento.
La literatura recoge numerosos estudios basados en la evidencia, donde se relaciona la maloclusión y los problemas orofaciales con la práctica de un instrumento musical de viento. Ha sido un tema ampliamente estudiado desde 1939, cuando el músico y a su vez ortodoncista, Strayer(4) dividió a los músicos en categorías según el tipo de boquilla utilizada. Más tarde, Porter(5) en 1952 y Brattström(6) en 1989, mostraron la importancia de musculatura orofacial en la práctica instrumental. Por otro lado, en estudios realizados por Gualtieri(7) en 1979 y posteriormente por Herman(8) en 1981, se asoció, mediante el análisis sobre telerradiografías laterales de cráneo, el tipo de instrumento musical empleado con la posición del incisivo inferior, así como con el aumento o disminución del resalte y de la sobremordida.